Trujillo hizo ayer historia. Dos plazas de toros portátiles unidas entre sí forman el vallado de la plaza Mayor que acoge hasta hoy los encierros y capeas, que después de más de dos décadas vuelven a celebrarse en la ciudad. Miles de personas se sumaron a la esperada cita, donde hubo una persona que sufrió dos cornadas y tuvo que ser trasladada al Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. Por lo demás, la jornada se desarrolló con normalidad, según informaron fuentes municipales.
La instalación de la plaza se ha desarrollado por parte de los operarios, que se han empleado a fondo para que sea completamente segura y permita al público presenciar este esperado evento. La fuente que se encuentra en el medio de la plaza ha quedado al descubierto para refugio de quienes se lancen al ruedo. Además, se ha repartido arena desde la calle San Miguel hasta la plaza para evitar resbalones.
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