Como
 veterinarios, queremos exponer nuestra opinión, una vez contrastada 
toda la información científica que hemos podido recabar, y que en nada 
certifica que la decisión tomada por nuestras autoridades sanitarias 
haya sido la acertada desde un punto de vista meramente científico, que 
es el que desde nuestra profesión debemos valorar en este momento.
El
 miércoles día 8 de octubre, Excálibur, un perro de 12 años, propiedad 
de Teresa Romero, la enferma de ébola, que en estos momentos se debate 
entre la vida y la muerte, fue eliminado. Y decimos que fue 
eliminado, no que fue eutanasiado, ni que fue sacrificado de forma 
humanitaria. Excálibur era un problema del que las autoridades 
sanitarias, entre las que hay veterinarios, no se han querido hacer 
cargo.
Hoy,
 día 10 de octubre, en Alcorcón, muchos perros que estuvieron en 
contacto con Excálibur durante el periodo de tiempo en que éste podría 
haber estado portando y diseminando el virus del ébola, pasean por sus 
calles y juegan en sus parques, acompañados de sus dueños, que quizá le 
acariciaron y recibieron sus lametones. ¿Puede alguno de estos perros 
haber sido contagiado? ¿Puede alguno de ellos eliminar en su saliva, 
orina, sangre o heces, partículas virales que estarían diseminándose por
 la citada población en la actualidad o en un futuro próximo? ¿Pudo 
Excálibur contagiar a algún ser humano o a otros perros?
A
 todas estas preguntas, y ante la alarma social que se ha creado, ha 
respondido hoy el Colegio de Veterinarios de Madrid con un comunicado 
que dice:
"¿Tienen los perros  en España algún riesgo de contagio con el virus ébola?
No,
 ya que el virus no está circulando y está circunscrito exclusivamente a
 los casos humanos diagnosticados. No es una enfermedad que se expanda 
vía aerógena y para que exista algún tipo de riesgo tiene que haber 
contacto directo con fluidos orgánicos como heces, saliva, orina y 
sangre de un individuo infectado.
