Anualmente con el pretexto del control de poblaciones y selección de los
cérvidos se realizan decenas de monterías comerciales en terrenos del
Parque Nacional de Monfragüe. pese a que están prohibidas por la
legislación.
En estas monterías los cazadores, lejos de seleccionar las presas, tienden a matar a los mejores individuos por sus trofeos y además se liberan cientos de perros de rehala.
Inciden negativamente sobre el turismo de naturaleza y de hecho en la celebrada el 8 de Diciembre de 2013, en pleno puente, el Gobierno de Extremadura aconsejó a las empresas del sector que no se circulara por este entorno público, porque se iba a realizar una cacería en los montes próximos a este lugar de gran valor natural. Además los animales que sobreviven aumentan su distancia de huída dificultando su observación.
Estas actuaciones de batidas, rehalas y disparos pueden repercutir de forma negativa sobre especies en peligro de extinción (lince, Águila Imperial, Buitre Negro…), que encuentran en estos santuarios sus últimos reductos, pues son sometidas a un estrés que ocasiona en estas poblaciones un efecto negativo que puede suponer su definitiva desaparición de estos lugares o al menos una merma en el número de ejemplares, por no hablar de los “accidentes” que sin duda ocurren en estas cacerías. Se da la contradictoria circunstancia de que la mayoría de estas monterías se desarrollan en lugares a los que no está permitido el acceso a los turistas para su mejor conservación.
En estas monterías los cazadores, lejos de seleccionar las presas, tienden a matar a los mejores individuos por sus trofeos y además se liberan cientos de perros de rehala.
Inciden negativamente sobre el turismo de naturaleza y de hecho en la celebrada el 8 de Diciembre de 2013, en pleno puente, el Gobierno de Extremadura aconsejó a las empresas del sector que no se circulara por este entorno público, porque se iba a realizar una cacería en los montes próximos a este lugar de gran valor natural. Además los animales que sobreviven aumentan su distancia de huída dificultando su observación.
Estas actuaciones de batidas, rehalas y disparos pueden repercutir de forma negativa sobre especies en peligro de extinción (lince, Águila Imperial, Buitre Negro…), que encuentran en estos santuarios sus últimos reductos, pues son sometidas a un estrés que ocasiona en estas poblaciones un efecto negativo que puede suponer su definitiva desaparición de estos lugares o al menos una merma en el número de ejemplares, por no hablar de los “accidentes” que sin duda ocurren en estas cacerías. Se da la contradictoria circunstancia de que la mayoría de estas monterías se desarrollan en lugares a los que no está permitido el acceso a los turistas para su mejor conservación.