Poema del perro y el cerdo

Retozaban juntos sobre la hierba. El sol arriba. La tarde. Pero el cerdo estaba triste. El perro lo notaba.
He de decirte
algo -dijo el cerdo. No estaré más contigo.
¿Por qué? ¿No me quieres? ¿No eres feliz a mi lado? -contestó el perro, sumamente agitado.
Te adoro. Somos hermanos -contestó el cerdo. Pero es el hombre. Vienen por mí.
Qué quieren de ti? Preguntó el perro.
Prefiero no decírtelo. Es demasiado triste.
Tengo mucho miedo -dijo el perro.
Por ti no te preocupes. Tú eres el mejor amigo del hombre. A ti te han hecho hasta poemas.
Y a ti no? Preguntó el perro, sin comprender.
A mí no.
Pero si somos de la misma sangre -lloró el perro-, hemos jugado juntos, somos tan iguales... tú ves el mundo igual que yo..., tu corazón es como el mío -y añadió, ansioso-:
Y entonces, tú qué eres para ellos?
Pasó por entre el alto cielo una bandada de pájaros alegres, llenando con sus trinos las lejanas cordilleras azules y el campo.
Hubo un silencio denso y se escuchó la voz del cerdo contestar, con un sollozo ahogado, con la boca hundida en la hierba:Nada.

Ángel Padilla