Quiero compartir con vosotros estas fotos de Santos, un braco abandonado. Lo recogimos con una fractura de cadera terrible, vagaba con la pata colgado y muy delgado por las calles. Una de nuestras socias no puedo resistir ver como la dejación absoluta hacía esta pobre criatura permitía que, enfermo e indefenso, sobreviviera a duras penas con dolor y miedo.
Lo metió en su coche y lo llevó a un veterinario. Semanas después estaba operado y recuperándose.
Fue adoptado en Holanda y nosotros mismos lo llevamos hasta allí.
De nuevo pasamos mucho miedo por él pero todo salío perfecto. A él no le importa tener tres patas como se muestra en estas preciosas fotos. Gracias por compartir estos momentos de alegría con nosotros, imágenes que nos cargan la pilas para seguir adelante, para continuar creyendo que vale la pena seguir trabajando y jugándonos el corazón cada día.