Cada día más personas despiertan a esta realidad, el maltrato que el hombre da a los animales, y cada vez más personas se movilizan para defender los derechos de los animales. Muchas son las causas justa por las que debemos luchar en estos momentos, todas ellas necesarias y fundamentales para la humanidad y, entre ellas, con la misma importancia que cualquier otra, está lograr el respeto para los animales y demás seres vivos con los que compartimos este planeta. El fin último de todas: dejar un mundo mejor del que encontramos.
Todos los defensores de los animales debemos conocer estos dos términos que en el futuro serán cada vez más utilizados:
¿Especismo y activismo en defensa animal?
Los animales son confinados y esclavizados desde que nacen hasta que
finalmente se pone fin a su vida: se les asesina. Nuestro objetivo es
acabar con la discriminación que sufren los animales que, siguiendo la
misma lógica en la que se basa el sexismo o racismo, recibe el nombre de especismo.
Da igual tu sexo, tu raza o tu especie, lo que importa es que, si
sientes, si sufres y si aprecias tu vida, mereces que se te respete.
Para
avanzar hacia tal objetivo es necesario que la sociedad tome conciencia
de la situación que padecen los animales, razón por la cual el
activismo de los grupos de defensa animal se centra en dar a conocerla. No se pueden tomar decisiones
sobre algo que se desconoce y que se mantiene intencionadamente oculto.
Las industrias lo saben y por ello intentan impedir que lo saquemos a la
luz y que puedas acceder a esa información.
Los objetivos se contraponen a los intereses de quienes explotan a los
animales. Estos aluden a la “legitimidad” de sus negocios y nosotros a
la legitimidad de nuestro activismo.
¿Ecoterrorismo?
El término “ecoterrorismo” fue acuñado en 1982 por Ron Arnold,
vicepresidente de un grupo de relaciones públicas financiado por las
industrias de explotación animal. El término fue inventado para
desacreditar a quienes atentan contra sus intereses comerciales.
En una declaraciones al New York Times en 1991 decía:
«Nosotros, el Centro para la Defensa de la Libre Empresa, hemos creado un sector de opinión pública donde antes no existía. Nadie pensaba que el ecologismo fuese un problema hasta que llegamos nosotros.
Nuestro objetivo es destruir y erradicar el movimiento ecologista, estamos muy cansados. No vamos a aguantar más, vamos muy en serio y lo vamos a destruir.»
Sus intenciones eran claras:
el movimiento ecologista y el movimiento de Derechos Animales son un
problema para las empresas que se lucran con la explotación de los
animales y con la destrucción de la tierra y por ello hay que
destruirlos.
El uso del término “ecoterrorismo”
viene a seguir el mismo patrón que el uso del término “terrorismo”: un
cajón de sastre donde poder incluir a cualquier activista que suponga
una amenaza para los poderes económicos y políticos.