Hace años perdimos la fé en los veterinarios.
Perdimos la confianza en que algún día se impusiera su código deontológico sobre su afán de lucro y falta de empatía hacia los animales.

Tanto como pueden hacer por los animales, mucho más que nosotros, los animalistas.
Y entonces, recuperamos nuestra fé, lo hicimos cuando conocimos a AVATMA (antes AVAT), la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y contra el Maltrato Animal.
Y no son unos pocos, son muchos cientos y cada día más.
Gracias, AVATMA, por abrir un camino tan importante para llegar a terminar con el maltrato a los animales.
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