Agonía de la tortura nacional conocida por algunos como fiesta nacional.

Hace unos años, cuando poníamos las mesas informativas sobre protección animal y repartíamos panfletos explicando como los toros mueren ahogados en sus propia sangre, muchas personas se sonreían y nos decían que eso era imposible que nunca terminariamos con el ajusticiamiento de toros. 
Hoy, las faenas taurinas ya no tienen espacio en Cataluña, en otras comunidades del norte siguen el mismo camino y las movilizaciones y peticiones populares se suceden constantemente, incluso existe un partido político que tiene como uno de sus principios básicos terminar con estas sádicas prácticas, el PACMA. 
Ahora, ya no se ríen cuando ven nuestras mesas informativas, se apartan como si tuvieramos la peste, algunos hasta nos insultan y  los grandes ganaderos y toreros buscan llorosos, como niños asustados, la protección de las autoridades, de los personajes políticos más rancios, casposos y cutres, esos que sin preguntar a las personas de sus pueblos y ciudades, (tal como se hizo en Cataluña, recordemos que la solicitud para terminar con las corridas se presentó como una iniciativa popular) declaran los toros patrimonio cultural inmaterial, aunque luego no se abran las plazas de sus pueblos porque nadie paga por ir a ver como maltratan a un animal y ellos no tienen fondos públicos para costearlo.
Mañana, estamos seguros de ello, lograremos que la administración  deje de pagar con nuestro dinero este bochornos espectáculo de muerte, humillación, crueldad e inhumanidad. Hasta entonces, las buenas personas, seguiremos dando la cara por aquellos que no tienen voz. ABOLICIÓN, YA.