Desde las carreteras que llevan al punto cero, el pueblo de Acebo, se vislumbra un paisaje gris, sin vida, y el olor a quemado en el viento anuncia que por aquí pasaron las llamas con toda su furia. Ha transcurrido una semana del inicio del mayor incendio ambiental sucedido en Extremadura. Un total de 7.817 hectáreas han quedado calcinadas en la Sierra de Gata. Cientos de vecinos de la zona han visto, impotentes, como ardía su ganado, sus fincas, sus cosechas... su medio de vida.
El incendio se sofocó, pero bajo el hollín y las cenizas los otros afectados, los animales, buscaban salida al horror. Crónica viaja al hospital para animales que también ha dejado el fuego a su paso. Está en Acebo (Cáceres). El peregrinar no cesa desde que Elena, forestal y fundadora de Adopta Plasencia, convocara a amigos y desconocidos a salvar tan descomunal bestiario. Una tragedia con muchos nombres. Pirata, por ejemplo. Es un cruce de mastín y "chucho". Su pelo grisáceo con pintas oscuras recuerda al paisaje actual de la finca de verano donde se encontraba la noche del jueves 6 de agosto. El perro guardián de un rebaño de más de 80 ovejas es, junto a cuatro corderitos, el superviviente de su particular tragedia. Benigno Párraga lleva dedicándose al pastoreo, viviendo de sus ovejas que esa noche se encontraban en el monte. "Lo hemos perdido todo... Vimos como ardían casi 30 años de trabajo", relata Roberto, hijo del pastor acebano. "Volveremos a empezar con los cuatro corderitos que están tomando biberón", es el deseo de la familia a la que le ha quedado la "espinita" de no haber podido subir a por su ganado.