Parte del artículo del Hoy: Los cerdos de la perrera a la mesa.
Durante algo más de medio año la perrera de Badajoz ha tenido dos inquilinas muy peculiares. Se ha convertido en el cobijo de dos cerdas. La primera de ellas, ibérica, llegó en octubre del año pasado tras ser encontrada deambulando por los alrededores de la carretera de Campomayor. Meses más tarde recogieron a otra, cruzada con un jabalí, que se movía despistada por el entorno de estas instalaciones locales.
Ahora parece que la vida de estos dos animales tiene sus días contados. Según explican desde la asociación pacense SOS Perrera, los veterinarios de la Junta han comunicado a este colectivo que finalmente serán sacrificados.
La presidenta de esta organización sin ánimo de lucro, Patricia Cordón, indica que durante todo este tiempo han estado en contacto con los profesionales de la Administración regional con el objetivo de buscar un lugar en el que pudieran estar las dos cochinas.
Sin embargo, según cuenta Cordón, los veterinarios les dijeron ayer que el responsable de la perrera municipal ha decidido finalmente sacrificar a los dos animales y que la carne que pueda ser aprovechada será servida en comedores sociales.
Según narra la portavoz de la asociación, desde el Ejecutivo autonómico argumentan que esta decisión se ha tomado para evitar cualquier riesgo de contagio de enfermedades. Desde SOS Perrera se muestran contrarios a este desenlace y apuestan por buscar otra solución. De hecho, durante todos estos meses los voluntarios han estado realizando diferentes gestiones para encontrar un espacio en el que estas cerdas pudiesen vivir. Cordón asegura que han llamado a diferentes santuarios de animales. Se trata de espacios que sirven de refugio hasta que los animales mueren de manera natural. «Logramos que un grupo de Galicia los acogiesen, pero las administraciones no dieron el permiso y el traslado no se pudo llevar a cabo», señala.
La última posibilidad que barajó la asociación fue llevar a las 'cerditas' a una explotación ganadera ubicada cerca de la localidad pacense de Barcarrota. «El responsable de este espacio es amigo de una voluntaria y se ofreció a cuidarlas. Le propusimos la idea a los veterinarios. Sin embargo, no han visto esta opción viable, según dicen, por el peligro de contagio de enfermedades. Durante todos estos meses hemos hecho mucho esfuerzo buscando un sitio en el que pudiesen estar y salvarlas. Es una pena que las sacrifiquen», manifiesta.
Durante algo más de medio año la perrera de Badajoz ha tenido dos inquilinas muy peculiares. Se ha convertido en el cobijo de dos cerdas. La primera de ellas, ibérica, llegó en octubre del año pasado tras ser encontrada deambulando por los alrededores de la carretera de Campomayor. Meses más tarde recogieron a otra, cruzada con un jabalí, que se movía despistada por el entorno de estas instalaciones locales.
Ahora parece que la vida de estos dos animales tiene sus días contados. Según explican desde la asociación pacense SOS Perrera, los veterinarios de la Junta han comunicado a este colectivo que finalmente serán sacrificados.
La presidenta de esta organización sin ánimo de lucro, Patricia Cordón, indica que durante todo este tiempo han estado en contacto con los profesionales de la Administración regional con el objetivo de buscar un lugar en el que pudieran estar las dos cochinas.
Catalina. |
Sin embargo, según cuenta Cordón, los veterinarios les dijeron ayer que el responsable de la perrera municipal ha decidido finalmente sacrificar a los dos animales y que la carne que pueda ser aprovechada será servida en comedores sociales.
Según narra la portavoz de la asociación, desde el Ejecutivo autonómico argumentan que esta decisión se ha tomado para evitar cualquier riesgo de contagio de enfermedades. Desde SOS Perrera se muestran contrarios a este desenlace y apuestan por buscar otra solución. De hecho, durante todos estos meses los voluntarios han estado realizando diferentes gestiones para encontrar un espacio en el que estas cerdas pudiesen vivir. Cordón asegura que han llamado a diferentes santuarios de animales. Se trata de espacios que sirven de refugio hasta que los animales mueren de manera natural. «Logramos que un grupo de Galicia los acogiesen, pero las administraciones no dieron el permiso y el traslado no se pudo llevar a cabo», señala.
La última posibilidad que barajó la asociación fue llevar a las 'cerditas' a una explotación ganadera ubicada cerca de la localidad pacense de Barcarrota. «El responsable de este espacio es amigo de una voluntaria y se ofreció a cuidarlas. Le propusimos la idea a los veterinarios. Sin embargo, no han visto esta opción viable, según dicen, por el peligro de contagio de enfermedades. Durante todos estos meses hemos hecho mucho esfuerzo buscando un sitio en el que pudiesen estar y salvarlas. Es una pena que las sacrifiquen», manifiesta.