Un año más parece que el ayuntamiento de Pinto, con su alcaldesa Miriam
Rabaneda (PP) al frente y la corporación en pleno son incapaces de
programar espectáculos lúdicos y cívicos que no incluyan el daño y la
muerte de animales.
Novilladas, becerradas, encierros… La inteligencia no les da para más cuestiones que no sean los casposos y crueles festejos taurinos.
Novilladas, becerradas, encierros… La inteligencia no les da para más cuestiones que no sean los casposos y crueles festejos taurinos.
Con un pueblo sumido en la crisis económica, en el que
se puede apreciar la falta de personal dedicado a los servicios de
limpieza, que tiene sus parques y jardines descuidados, llenos de
suciedad y con malos olores. Con una población que se queja de la falta de servicios sociales básicos, de los recortes sufridos, de la falta de medidas de promoción del empleo…
no podemos imaginar qué ha motivado a la alcaldesa a ofrecer
espectáculos taurinos en estas fiestas si no es el interés electoral
centrado en los vecinos de mayor edad.