Artículo de Ruth Toledano en el Caballo de Nietzsche.
Con motivo del Día de la Madre, la empresa Navidul, perteneciente al grupo Camprofrío, ha lanzado una campaña publicitaria
consistente en regalar a las mujeres que den a luz el domingo 4 de mayo
el peso de sus recién nacidos en jamón. "Queremos hacer un homenaje a
las recientes madres en el día más importante de su vida, entregándoles
uno de sus regalos más anhelados tras dar a luz, porque ser madre en
estos tiempos merece algo más que un pan bajo el brazo", ha proclamado
Eduardo Burgos, director de Marketing de Navidul.
Es
un regalo muy triste. Porque recuerda la precariedad material de “estos
tiempos”. Y es un regalo perverso, que recuerda nuestra miseria moral.
Porque, apelando a la natural alegría de las madres humanas por la
llegada de su bebé, olvida el sufrimiento extremo al que son sometidas
otras madres. En este caso, las cerdas. Es un olvido a conciencia, pues Campofrío ya fue denunciada a través de un vídeo
grabado por activistas de Igualdad Animal en una granja de la provincia
de Burgos que le suministra cerdos. Fue la respuesta de la indignación a
un anuncio de esta empresa en el que ridiculizaba el vegetarianismo.
Un anuncio ofensivo con los humanos compasivos y ofensivo con los
cerdos, que son maltratados con crueldad a pesar de tratarse de animales
extremadamente inteligentes y cariñosos, que en condiciones de libertad
se organizan en grupos matriarcales y comparten un amoroso cuidado de
su crías.