La Feria de Abril se hunde;
la impresión que da es que está noqueada, como esos boxeadores que
pierden la visión y se tambalean buscando la lona como un desesperado.
Cogido en el muslo al matar al sexto de la tarde. J.M. Vidal.(EFE) |
Ayer, martes de feria, día grande de farolillos, la plaza solo se cubrió a la mitad, lo que corrobora un preocupante desinterés.
Quizá sea verdad que el cartel no reunía los mínimos alicientes, pero
los vacíos tendidos de sol ofrecían una imagen penosa y doliente. Sin
duda, algo se está haciendo muy mal y, si nadie lo remedia, los
antitaurinos alcanzarán pronto sus objetivos sin mover un dedo.
Pero no acabó aquí la alarma. Salió el primer toro y tenía una pinta
de sardina que no se podía aguantar. ¿Acaso creen que la plaza se
levantó en armas contra tan grave ofensa? Cinco aficionados, solo cinco,
contados con esta mano, que ocupaban asiento en una grada de sol,
iniciaron una tímida protesta ante la mirada inquisitorial de una sombra
silenciosa, cómplice y dañina. Ya saben aquello de que la afición
sevillana tiene fama de callada, sabia y exigente. Pues sepan que hace
tiempo que esta plaza vive de las rentas del pasado. La afición de
antaño ha dado paso a una mezcla extraña de espectadores entre los que
parecen mayoría aquellos que van a los toros en feria como acuden a la
ópera cuando se anuncia Plácido Domingo.
7/05/2014. El País Cultura. com:La Maestranza está noqueada