Dentro de la operación denominada 'Batuta',
agentes inspeccionaron un solar en la barriada pacense de Las Moreras
donde se encontraban numerosos perros que presentaban cicatrices en el
cuello, un indicio que llevó a suponer un cambio de los microchips de
identificación individual, que se implantan de forma subcutánea.
Por esto retiraron del lugar un total de 16 perros
de la raza galgo español ya que podrían haber sido sustraídos a sus
propietarios.
Posteriormente se comprobó que algunos de estos
perros habían sido sustraídos en localidades pacenses de La Garrovilla y
Valdivia, y se detuvo a cuatro vecinos de la barriada de Las Moreras.