La indiferencia y la cobardía para defender a los inocentes mata tanto como la maldad.
Este
monito fue secuestrado de su selva y divierte con su sufrimiento a la
gente en las calles de Shanghai (China Popular). Un cobarde le apunta a
la cabeza con un arma y el público observa impávido.
La maldad
humana no conoce límites. La cobardía, ignorancia e insensibilidad ante
la injusticia de quienes se dicen buenos, tampoco.