El peor regalo que este año nos pudieron hacer Los Reyes
Magos, fue Resistencia. Y el mejor regalo que a Resistencia la pudieron hacer
fue dignificar los últimos momentos de su vida.
El sábado 5 de enero después de comer, dábamos un paseo
aprovechando el buen día que hacía por los alrededores del “pueblito bueno de
Villar de Rena” y digo pueblito bueno, irónicamente, puesto que tanto este caso
como en otros muchos similares, la mirada indiferente de las gentes que allí
habitan hacen de ojos ciegos ante terribles injusticias que a barbaries se
asemejan de épocas prehistóricas, por la desconsideración deshumanizada hacia
la falta de sensibilización con los malos tratos hacia los animales.
Resistencia, “de ahí su nombre” era de color oscuro , patas
traseras calzadas en blanco y pecho plateado. Era una superviviente nata,
puesto que parecía estar mucho mejor de lo que en realidad era. No podía
incorporarse , por lo que enseguida comuniqué a protectora Prado la situación.
Enseguida logramos transportarla hacia la casa los socios, Olga y
Fernando. La situación se agravó cuando
a parte de ver el pésimo estado general de deterioro, con las patitas
ensangrentadas, observamos que supuraba contenido interno por el ano y vagina y
decidimos no perder más tiempo acercándonos a Miajadas a la clínica veterinaria
de Ana.
En el camino fuimos motivándola todo el rato, - “Resiste!
Resistencia!” la ánimamos!, pero al darnos de bruces con la realidad cuando Ana
cantó el diagnóstico, no tuvimos más remedio que conformarnos con darla calor
en sus últimos momentos, ya que antes ni siquiera se habían molestado en darla
una vacunación, una identificación ni una oportunidad de ser una perrita feliz.
Clara, voluntaria de Prado.
Lamentablemente, con las prisas de atenderla lo antes posible,ni pensamos en llevamos la cámara y ahora no nos queda ni una foto, excepto la que llevaremos en nuestras mentes el resto de nuestra vida. Adiós, preciosa Resistencia, sentimos no haber podido hacer nada más por tí.