Ellos son dos amigos, habitantes del santuario. Datxu y Ñopa.
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Sus emociones son tan complejas que un día el uno se
eligió al otro y el otro aceptó para intercambiar un distinto lenguaje
en un mismo gesto: el juego.
No hay animales de primera, ni de segunda.
Existen animales a los cuales conocemos y respetamos y otros a los que
desde pequeños nos enseñan que nos sirven cómo alimento y no está mal
explotarles.
Hoy nosotros te enseñamos cuán injusto es esto.
No seas parte de su dolor y adopta un estilo de vida basado en el respeto a todos los animales