Aunque no consiguió salir adelante, al menos, no pasó los últimos momentos de su vida tirada en un arcén.
Este mundo sería diferente con muchas más personas como estos guardias.
Gracias a las personas que no pasan de largo, que no miran a otro lado, que anteponen su humanidad a todo.
Una lástima que la administración deje el auxilio de los animales en manos de personas particulares, que sólo contemos con nuestras manos para ayudar a tantos.