En el marco de esta brutal industria, los pollitos son seleccionados
sobre la base de su sexo. Los machos no pondrán huevos, por lo cual, no
serán rentables para este negocio al representar sólo gastos y ningún
ingreso.
Considerados pues “inservibles”, serán bestialmente desalojados, es decir, manipulados como si fueran cascajo y tirados todos juntos en bolsas plásticas y/o en contenedores para desechos donde morirán asfixiados, aplastados unos sobre otros, acabando en los basureros públicos o, en otros casos, echados en una trituradora industrial, donde serán machacados vivos y convertidos en una especie puré viscoso.
En cuanto a las hembras, serán mutiladas y enjauladas, recluidas en hangares o almacenes donde vegetarán amontonadas unas sobre otras, comiendo lo estrictamente esencial para su subsistencia, orinando y defecando sobre las que vivan en la fila de abajo, a menudo sin ver jamás la luz del día, padeciendo infecciones, enfermedades y llagas abiertas, a veces sin ser siquiera capaces de extender las alas o las patas, ni de pisar nunca la tierra firme...
Después de una vida semejante, explotadas sin miramientos hasta su completo agotamiento, una vez vueltas inútiles para la producción serán desechadas a su vez, siendo su lugar ocupado por nuevos animales, esclavos de repuesto en esta cadena ciega y despiadada de sufrimiento y de agonía.
Este es el precio que se les hace tributar a los animales para que los estantes de nuestros supermercados estén siempre llenos de huevos frescos a nuestra disposición, para satisfacción de nuestro paladar.
Detrás de tu filete se esconde un animal que alguna vez estuvo dotado de sentimientos, de una consciencia, de una voluntad de vivir; no una «cosa» ni un «objeto de intercambio», no un «bien de consumo y de desecho», sino un individuo que sufrió terriblemente en nombre de tu placer.
Después de pasar una vida entera en un estado de reclusión, de cruel violencia, de miedo y angustia constantes sin jamás ver el sol, una vez sacrificadas las gallinas pueden permanecer hasta 10 largos minutos conscientes, colgando de un gancho con la garganta cercenada antes de ser hervidas en una caldera de agua hirviendo, sin haber muerto aún.
Pero se puede vivir sin infligir este sufrimiento. Se puede vivir sin matar.
¡Antes de comer, reflexiona:
Si quieres hacer algo por ellos, hallarás la manera; si no, encontrarás una excusa.
❧ Consulta nuestro artículo «¿Dónde y cómo encontrar proteínas vegetales?»: https://www.facebook.com/
❧ Ver nuestro video: «La realidad desde dentro: vida y muerte en el criadero de pollos»: https://www.facebook.com/
❧ Mira el video «Procesadora de carne de volatería»: https://www.facebook.com/
❧ Mira el video «¡Sabe a arsénico!»: http://www.youtube.com/
❧ Leer nuestro artículo «Hermanos humanos, tengan compasión»: https://www.facebook.com/
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México Unido Por el Respeto a los Animales, MUPRA
Un alma, una vida, una consciencia.
Por un mundo de compasión y de respeto, derecho y libertad para todos.
Considerados pues “inservibles”, serán bestialmente desalojados, es decir, manipulados como si fueran cascajo y tirados todos juntos en bolsas plásticas y/o en contenedores para desechos donde morirán asfixiados, aplastados unos sobre otros, acabando en los basureros públicos o, en otros casos, echados en una trituradora industrial, donde serán machacados vivos y convertidos en una especie puré viscoso.
En cuanto a las hembras, serán mutiladas y enjauladas, recluidas en hangares o almacenes donde vegetarán amontonadas unas sobre otras, comiendo lo estrictamente esencial para su subsistencia, orinando y defecando sobre las que vivan en la fila de abajo, a menudo sin ver jamás la luz del día, padeciendo infecciones, enfermedades y llagas abiertas, a veces sin ser siquiera capaces de extender las alas o las patas, ni de pisar nunca la tierra firme...
Después de una vida semejante, explotadas sin miramientos hasta su completo agotamiento, una vez vueltas inútiles para la producción serán desechadas a su vez, siendo su lugar ocupado por nuevos animales, esclavos de repuesto en esta cadena ciega y despiadada de sufrimiento y de agonía.
Este es el precio que se les hace tributar a los animales para que los estantes de nuestros supermercados estén siempre llenos de huevos frescos a nuestra disposición, para satisfacción de nuestro paladar.
Detrás de tu filete se esconde un animal que alguna vez estuvo dotado de sentimientos, de una consciencia, de una voluntad de vivir; no una «cosa» ni un «objeto de intercambio», no un «bien de consumo y de desecho», sino un individuo que sufrió terriblemente en nombre de tu placer.
Después de pasar una vida entera en un estado de reclusión, de cruel violencia, de miedo y angustia constantes sin jamás ver el sol, una vez sacrificadas las gallinas pueden permanecer hasta 10 largos minutos conscientes, colgando de un gancho con la garganta cercenada antes de ser hervidas en una caldera de agua hirviendo, sin haber muerto aún.
Pero se puede vivir sin infligir este sufrimiento. Se puede vivir sin matar.
¡Antes de comer, reflexiona:
Si quieres hacer algo por ellos, hallarás la manera; si no, encontrarás una excusa.
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Por un mundo de compasión y de respeto, derecho y libertad para todos.