Hace unas semanas en nuestra ciudad se asentó un circo, anunciaba un espectáculo
que unía a dálmatas con leones, que está prohibida en la Ley de Protección
Animal de Extremadura.
Informamos al Seprona y se procedió a la denuncia pero, la dificultad
con los circos, es que son ambulantes y su localización y control para la
tramitación de denuncias es algo complicado.
El problema ético con los circos aparece cuando introducen
animales en sus espectáculos. Los animales del circo llevan vidas de
sufrimiento, tristeza, dolor y privación para entretener durante unos minutos
al público que paga para contemplarlos. En las
ferias, muchas veces, también existen atracciones en las que los animales son
utilizados como entretenimiento ignorando sus necesidades y sufriendo tratos
vejatorios, como es el caso de los ponis obligados a dar vueltas incesantemente
en carruseles.
Los circos sacan a los animales de su hábitat natural, los fuerzan a
vivir la mayor parte de sus vidas encadenados dentro de camiones que viajan
cientos de kilómetros, y después los obligan a actuar bajo la amenaza constante
de castigos. Así, los animales sufren una vida de hacinamiento, maltrato,
aburrimiento y estrés.
Creemos que la manera más eficiente para luchar contra el maltrato que a
los animales se les infringe es impedir su presencia en nuestras ciudades.
CIRCOS SÍ PERO SIN ANIMALES.