Por desgracia no es la primera vez que vemos un perro que ha sufrido el "pudridero". Muchos son encontrados tiempo después, ya sin que se pueda hacer nada por ellos, atados a un poste o árbol, dónde los dejaron sus amos, sin agua, para que murieran lenta y dolorosamente.
Algunos pelean, tiran de la cuerda y aún desgarrándose el cuello logran romperla y con ella colgando acaban vagando por caminos y calles con la herida abierta.
Este es el caso de Bruno, así fue rescatado, dentro de la casa de una señora en la que se había metido buscando algo de fresco y ayuda.
Gracias a la asociación fue curado y atendido y posteriormente una colaboradora lo llevó a su casa para recuperarlo. Ahora está perfecto, sus heridas cerradas, al menos las de la carne. Seguramente también ha perdonado y olvidado porque es un cachorrón simpático y juguetón que está feliz con un mimo o una pequeña atención.
Como para todos, buscamos un hogar donde pueda acabar de creer que no todos los humanos somos iguales.